El“asesor médico extranjero”George Hatem
En octubre de 1949, un extranjero fue invitado a participar en el gran acto de Proclamación de la República Popular China en la Tribuna de Tian’anmen. Se trataba de George Hatem, conocido como Ma Haide en China, el primer occidental con una aprobación especial para incorporarse al PCCh y adquirir la nacionalidad china.
En 1933, el médico estadounidense George Hatem llegó a Shanghai para investigar las enfermedades epidémicas tropicales que se propagaban por los países orientales en aquel entonces. Influenciado por sus amigos, Hatem comenzó a leer obras marxistas y estudiar la revolución china, y así conoció otro mundo en China: la base de apoyo revolucionaria bajo la dirección del PCCh. En julio de 1936, recomendado por Soong Ching-Ling, Hatem llegó a Bao’an, en Shaanxi, el lugar donde estaba acantonado el Ejército Rojo de Obreros y Campesinos. En los meses siguientes, siguió a diferentes tropas del Ejército en sus operaciones y fue testigo de este extraordinario ejército popular.
Los tres meses en el norte de Shaanxi le permitieron conocer de verdad al PCCh. Quedó impresionado por el espíritu de los soldados, desbordantes de vigor y quienes siempre compartían penas y tribulaciones. Una vez durante la marcha, debido a la escasez de materiales, al hambre y al cansancio que acosaban a las tropas, Hatem quedó tan agotado que no podía seguir adelante. Al verlo así, un viejo soldado buscó en su bolsillo y sacó un pequeño trozo de azúcar cristalizado. Le quitó las capas de papel y se lo dio a Hatem, lo cual hizo que se sintiera profundamente conmovido. En su opinión, el ejército y el pueblo estaban muy unidos, y ponían de manifiesto su dinamismo y fuerza de superación aun en esas duras condiciones. Ese espíritu no se veía en ningún otro lugar de China en aquella época, lo que inspiró a Hatem a quedarse en el país el resto de su vida, ya que creía que solo esas personas podían cambiar el futuro de China. En octubre de 1936, el periodista estadounidense Edgar Snow le preguntó si quería ir con él a realizar entrevistas en Yan’an. Sin embargo, Hatem tomó una gran decisión: se quedaría en el norte de Shaanxi. Por ello, adoptó expresamente un nombre chino: Ma Haide.
George Hatem en su juventud.
Después de que las tres grandes fuerzas principales del Ejército Rojo se reunieran en octubre de 1936, Hatem, quien había sido nombrado como asesor de salud pública de la Comisión Militar Central, permaneció junto con la tropa. En el campo de batalla, presenció que los soldados, desafiando a la muerte, se abalanzaban a la carga antes que nadie, y algunos incluso mantenían sus armas en las manos habiendo ofrecido ya sus vidas. Vio además que Zhu De, He Long y otros generales de alta jerarquía del Ejército cedieron sus propios caballos a los heridos. Volvió a estar profundamente conmovido al ver que los jóvenes soldados luchaban sin detenerse por el elevado ideal y por el nacimiento de la Nueva China; en consecuencia, tomó otra decisión importante en su vida: solicitó su incorporación en el PCCh. El Partido no tardó en aprobar su solicitud. En febrero de 1937, Hatem fue admitido en el PCCh. Como él mismo contó:“Me siento muy feliz de poder participar en esta gran causa de liberación como un dueño en lugar de un invitado”.
En junio de 1944, Harrison Forman, Israel Epstein, Gunther Stein y otros periodistas extranjeros llegaron a Yan’an para realizar entrevistas. Durante la charla con ellos, Hatem les contó lo que le impresionaba de Yan’an:“Aquí no hay ningún tipo de celos profesionales. Esto se debe en gran medida a que no hay incentivos económicos, ni rivalidad por honores o favores especiales. Todos trabajamos juntos como miembros de una gran familia, compartiendo las satisfacciones y decepciones”. Hatem también mencionó su cambio de mentalidad en Yan’an:“Me han enseñado muchas cosas que probablemente no hubiera podido aprender en otro lugar. A decir verdad, tomo como ejemplo a muchas f i guras extraordinarias”.
En 1950, Hatem adquirió oficialmente la nacionalidad china y fue nombrado asesor médico del Ministerio de Salud de la República Popular China. Ayudó a crear el Instituto Central de Dermatovenerología y se dedicó a la prevención, el tratamiento y la investigación de las enfermedades venéreas y la lepra. Al recordar su vida en China, Hatem refirió:“Estos últimos cincuenta años me han enseñado una verdad: uno debe tener firmes convicciones para ser útil a la sociedad. El sentido de la vida consiste en luchar siempre contra las dificultades y escalar elevadas cimas, una tras otra”.