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Nunca te olvidaré, Yan’an

El régimen rojo en la cámara de Karmen

El 3 de septiembre de 2020, el día que marcó el 75.º aniversario de la victoria en la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa y en la Guerra Antifascista Mundial, se redescubrió un valioso libro que había permanecido en el olvido durante casi ocho décadas. Titulado Un año en China: Notas de un periodista de cine soviético, 1938-1939 ( A Year in China: Notes of a Soviet Film Journalist, 1938-1939 ), el libro había salido a la luz en 1941. La versión china, traducida por Li Hui, un veterano diplomático chino que fue embajador en Rusia, nos llevó de vuelta a un periodo histórico perdido en la memoria.

En septiembre de 1938, el camarógrafo soviético Roman Lazarevich Karmen fue enviado a China por el Gobierno soviético para elaborar reportajes sobre la guerra china contra la agresión japonesa. En los más de 10.000 metros de película que Karmen filmó, se registraron escenas trágicas y épicas sobre la lucha tenaz y resistente de los soldados y civiles chinos en la guerra, así como muchos episodios del régimen rojo antes desconocidos. Con su bondad, lealtad y coraje, miles y miles de mujeres, niños y estudiantes forjaron una línea de defensa inexpugnable. Mao Zedong, eminente líder del PCCh, desarrolló un vínculo muy estrecho con el pueblo, escribiendo así una emocionante epopeya.

“¿Cómo son las mujeres chinas?”, se preguntó Karmen durante su año de estancia en China, y por fin encontró una respuesta: ellas eran soldados, personas dedicadas a la labor política, organizativa, logística, etc. En el campo de batalla del centro de China, Karmen conoció a unas trabajadoras encargadas de las labores ideológica y política, quienes tenían un aspecto pálido y cansado, pero que se esforzaban por mover sus pies llenos de cicatrices para seguir el ritmo de las tropas que marchaban y recorrían una docena de kilómetros cada día. Las mujeres de la región limítrofe entre Shaanxi, Gansu y Ningxia consiguieron logros extraordinarios, realizando arduos trabajos, cumpliendo la misión de custodia y defensa, creando equipos de limpieza y reparación de uniformes, y uniéndose a las fuerzas guerrilleras locales. Su espíritu de sacrificio conmovió mucho a Karmen.

Los estudiantes de la Universidad de Yan’an labraban la tierra en la cima de las montañas y plantaban cultivos de hasta mil hectáreas.

En Guangxi, Karmen conoció a los“pequeños viajeros”de la Compañía de Gira de Xin’an (Xin’an Touring Troupe), una organización revolucionaria de adolescentes dirigida por el PCCh. Estos niños empezaron su ardua misión de“viaje”en 1935, reuniendo a las masas en el camino para luchar contra los militaristas japoneses que intentaban estrangular a China. Con un pequeño proyector de películas, ellos viajaban a veces en vehículos de transporte, pero más a menudo lo hacían a pie. Proyectaban películas y montaban espectáculos para los campesinos, y colocaban carteles publicitarios en los pueblos. Vivían con unos escasos ingresos procedentes de la venta de periódicos, revistas y actuaciones en escena. Atravesaron desiertos y recorrieron muchos campos de batalla y pueblos. Siempre estaban animados y llenos de pasión. Sus discursos y actuaciones cautivaban al público y conseguían largas ovaciones. Proporcionaban, además, apoyo logístico a los soldados y a veces, incluso, ayudaban a transportar a los heridos en el frente.

Karmen también quedó impresionado por sus experiencias con los niños de la región limítrofe: en el centro de atención infantil, los niños se reunían y jugaban con piezas de construcción, mientras que otros más gorditos comían diestramente con palillos y a veces miraban a la cámara con una sonrisa. Aparte de tomar fotos, Karmen sirvió incluso de mensajero provisional. Una noche, un niño llamó a su puerta y le entregó solemnemente una carta pidiéndole que lo llevara a Moscú. La carta decía:“Queridos amigos soviéticos, en nuestro país se está llevando a cabo la Guerra de Resistencia contra la Agresión Japonesa. Esta es una guerra por la paz… Ustedes han gozado de una vida feliz desde 1917. Todos los niños del mundo deberían unirse y avanzar con valentía. Les pedimos el favor de ofrecernos una ayuda…”. La carta se hacía eco de las palabras escritas por Karmen en el libro Un año en China ( A Year in China ), en el que señalaba que sus compatriotas respetaban profundamente tanto el pasado de China como el camino heroico que había recorrido acribillada por las múltiples crisis. Según Karmen, los soviéticos comprendían y simpatizaban, más que nadie, con los sufrimientos de las personas que luchaban por el derecho a vivir.

Hubo otro grupo en la China roja que le dejó una profunda impresión durante su año de estancia: los jóvenes que habían llegado en grupos a Yan’an desde todos los rincones del país, los cuales asistieron a los institutos de Yan’an y sentaron una base sólida para su futura lucha contra los agresores japoneses. Karmen se despertaba a menudo por la mañana con el sonido de cornetas y el coro de más de mil personas que se alineaban en la plaza. Estos estudiantes llevaban sus taburetes de madera y sus cuadernos a las montañas para recibir clases al aire libre todos los días. Aparte de asistir a clases, también contribuían a la causa revolucionaria cumpliendo labores agrícolas. Una mañana, los jóvenes se fueron cantando a la montaña, con picos y palas, y allí cultivaron hasta el atardecer. Karmen se sintió profundamente conmovido por su entusiasmo y grabó esta escena con su cámara.

“En ningún otro lugar del mundo había universitarios como ellos. Muchos habían renunciado a una vida confortable y acomodada. Eran estrictamente disciplinados y estaban dispuestos a aportar su fuerza y creatividad a la causa de la liberación nacional”, fueron las palabras utilizadas por Karmen para describir a estos rebosantes jóvenes chinos.

Entre las muchas fotos que Karmen tomó en China, destacó una en particular: un primer plano nunca antes visto de Mao Zedong, el líder del PCCh. En esta foto, Mao observa hacia lo lejos con una mirada penetrante y firme, las cejas ligeramente fruncidas y una leve sonrisa. La imagen fue tomada en Yan’an, donde Karmen conoció a Mao por primera vez en una cueva de Yangjialing el 25 de mayo de 1939. Durante el encuentro, que duró desde las nueve de la noche hasta la una de la madrugada, Mao hizo un análisis exhaustivo y profundo de la situación y las perspectivas de la Guerra de Resistencia contra la Agresión Japonesa, y aseveró:“China debe fortalecer el frente único nacional antijaponés y llevar hasta el final la resistencia. El PCCh, sin temer las dificultades, lleva más de una década luchando por la independencia del pueblo chino y, con su temple revolucionario, ha ganado mayor firmeza y fortaleza”. Tras la conversación, Mao le regaló el poema Qilü-Larga Marcha . Karmen recordó luego muy emocionado aquel momento:“Estreché con fuerza la mano de Mao y sentí inmediatamente que este poema escrito por el líder del pueblo, y que elogiaba la mayor hazaña histórica, iba a ser el regalo más preciado que traería yo de China”.

Durante su estancia de un mes en la región limítrofe, Karmen tomó una serie de fotos de Mao Zedong en sus días de trabajo y grabó escenas reales de él dedicándose a la lectura y revisando documentos. También capturó un encuentro de Mao con los campesinos locales.“Un grupo de campesinos que volvían del campo saludaron a Mao como amigos y se detuvieron a hablar con él, contándole sus necesidades. Mao Zedong, de pie y con las piernas naturalmente separadas, les pidió más información y les ayudó a encontrar soluciones. Los campesinos no mostraron ninguna expresión de sorpresa… Todos estaban absortos en la conversación y de vez en cuando estallaban en carcajadas. Luego, se despidieron de Mao de la misma manera como le habían saludado, recogieron sus palas y siguieron su camino”. La íntima cercanía afectiva entre el líder del PCCh y el pueblo quedó vívidamente capturada por la cámara de Karmen.

El 1 de junio de 1939, Karmen asistió a la celebración del tercer aniversario de la fundación del Instituto Político y Militar Antijaponés del Pueblo Chino, su último evento antes de partir de Yan’an. Mao Zedong pasó revista a los estudiantes universitarios, quienes se alinearon en la plaza principal. Al final de la marcha, Mao pronunció un discurso breve pero apasionado:“¡Luchar hasta el f i nal! Esta es la voluntad del pueblo en todo el país. Tenemos un mismo objetivo, una sola voluntad. ¡Venceremos!”. La última frase del discurso pudo apenas oírse entre los vítores y aplausos estruendosos. A continuación, miles de jóvenes estudiantes prestaron juramento de lealtad a la causa de la liberación de la nación china y del pueblo chino. Tras la celebración, el vicerrector Luo Ruiqing se quitó la insignia esmaltada especialmente hecha para esta ceremonia y la colocó en la chaqueta de Karmen, a quien le dijo emocionado:“Úsala, por favor. Recuérdanos y no olvides a Yan’an”. Karmen estaba tan conmovido que no pudo decir nada, y solo se limitó a sujetar con fuerza las manos de su querido amigo.

Obras fotográficas de Karmen.

Karmen se convirtió en miembro del Partido Comunista (Bolchevique) de la URSS el año en que regresó a la Unión Soviética. Lo que tenía en mente era probablemente la frase no pronunciada pero que escribió luego en su libro:“Nunca te olvidaré, Yan’an”. nOHf8gFz/R4kDei1v7bL2uqGrEDu0c7e1f+uiwmuI7fDL4KCprZePbKZODeDhDrf

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